Recogemos
aquí un texto publicado en el fanzine "Cultura y Lucha" de noviembre
y en que denunciamos las oscuras conexiones de la UC con empresas
armamentísticas como INDRA.
"En los
tiempos que corren, las universidades son motores de productividad incesante en
materia de investigación y desarrollo. Cientos de proyectos sobre innovación
tecnológica dan la luz con el apoyo de las universidades y el trabajo de sus
estudiantes. La educación universitaria no sólo va encaminada a posicionar al
estudiante en el mercado laboral, sino que su mero paso por dicha institución
significa, ya en el trayecto, producción económica y mercantilización del
saber. Una vez que las empresas están dentro de las universidades, así como las
universidades funcionan al igual que empresas, el marketing es crucial para
asegurar una imagen social y benefactora hacia la sociedad. La universidad de
Cantabria cumple los requisitos y prueba
de ello son los proyectos de investigación con multinacionales y grandes
empresas, como es el caso de INDRA.
INDRA lidera el
proyecto de ciudad inteligente de Santander, así como de otras ciudades que se
van sumando al carro de la gestión inteligente de los servicios urbanos, en
colaboración y apoyo del ayuntamiento de Santander y, como no podría ser de
otra manera, de la UC. Sin embargo, como ya hemos dicho antes, la universidad
de Cantabria y dicha empresa ya se conocen desde hace tiempo, a través de la
filial INDRA espacio, especializada en el campo de las comunicaciones
espaciales. Ya en 2007 trabajó de forma más cercana con los profesionales de la
investigación en el centro de desarrollo tecnológico de la universidad. En 2011
colaboraron juntas en “sea of innovation Cantabria cluster”, primer grupo
especializado en España sobre energías renovables en el medio marino. En estos
últimos años, colaboran en materia de agua y energía, formación y entrenamiento
virtual para profesionales de la salud, biomedicina, biotecnología… sin contar
con servicios de seguridad ciudadana, así como de movilidad y transporte entre
otros, dentro del proyecto ciudad 2020 y la Santander
–marca-laboratorio-inteligente que a día de hoy avanza a pasos, sin duda, más
que palpables.
Sin
embargo, las universidades no pueden dedicarse únicamente a desarrollar
proyectos I+ D (investigación y desarrollo). Deben asegurar una oferta de ocio
y cultura que promueva valores democráticos, sociales y competitivos. De esta
manera, comprobamos como la universidad de Cantabria tiene un campus cultural
con gran variedad de actividades. Por ejemplo, una exposición de pintura de los
frescos que el pintor Luis Quintanilla, por encargo del gobierno de España,
pintó para la exposición universal de 1939 en Nueva York. Con la colaboración
del banco Santander (gran experto en invertir en armamento militar), la
universidad de Cantabria ha logrado traer y restaurar dichas obras que, suponen
una elegía sobre la guerra civil española, el horror y la destrucción. “Ama la
paz y odia la guerra” es el título de este evento cultural de la universidad
este año, 2014.
INDRA es
un importante ejemplo del cinismo y la doble moral que la universidad de
Cantabria, no como
excepción entre universidades, sino como fiel a su papel en la ciudad de
Santander, demuestra. Esta compañía global de tecnología e
innovación opera en más de 110 países y está a la cabeza en inversión en
proyectos I+D. Desarrolla sistemas de seguridad y tecnología para mejorar
la eficiencia de las infraestructuras, ya sean “civiles” o militares. En otras
palabras, INDRA es una fuente activa de producción en la política de defensa y
en la industria militar. En palabras del secretario de estado de Defensa Pedro
Arguelles Salavedría; “Indra debe alinearse con los intereses del estado en
materia militar”. Palabras de este año ante la presión del estado para que esta
empresa Española permita una intervención importante en su directiva por parte
del ministerio de defensa. Es así como Indra ha firmado un acuerdo con dicho
ministerio para el sostenimiento de los terminales satélite del sistema español
de comunicaciones militares por satélite (secomsat). Estos, son utilizados por
organismos del ministerio de defensa, los tres ejércitos y la unidad militar de
emergencias (UME).
Evidenciando
la colaboración de esta compañía con la universidad de Cantabria desde hace 29
años, y tras ver lo mucho que ambos organismos “aman la paz y odian la guerra”,
cabe preguntarse qué tipo de participación en la producción de guerras,
tiene Indra desde su nacimiento en 1993. Participaba en el proyecto de
desarrollo de los sistemas de mantenimiento del
cazabombarderoEuropeEurofighter, desarrollaba el proyecto de fabricación de los
misiles Standard SM-2 para las fragatas F-100 y los misiles EvolvedSeasparrow.
También construía sistemas electrónicos para misiles como METEOR o IRIS,
sistemas de armamento de aviones de guerra. También equipó los sistemas de
comunicaciones por satélite del cuartel de la OTAN en España y la red de mando
y control de la defensa antiaérea del ejército español.Los sistemas de
inteligencia y guerra electrónica para aviones como EL C14, t21, T10, ip3, el
proyecto de simulador del carro de combate Leopard y la creación de un radar
portátil para la localización de objetivos en el proyecto ARINE también fueron
cosecha suya.
Actualmente
Indra es una compañía de tecnología e innovación, líder en soluciones y
servicios para los sectores de transporte y tráfico, energía e industria,
administración pública y sanidad, servicios financieros, seguridad y defensa,
telecomunicaciones y medios de comunicación. Forma parte del círculo de
tecnologías para la defensa y la seguridad. Sigue participando en algunos de
los proyectos anteriormente citados, así como en otros nuevos. Por ejemplo, radares,
sistemas de comunicación militar y espacial, o aviones no tripulados
(Pelícano). Además, fue aporte diseñador del sistema Da Vinci, que
gestiona líneas de alta velocidad dentro del estado, y está en el top 100 de las
empresas armamentísticas más grandes del mundo.
Amar la
paz y odiar la guerra, es una marca publicitaria efectiva y entendible para la
universidad como institución. Para
formar a personas con ganas de aprender, en un marco exclusivo que las reduce
a futuros productores del mercado laboral, y bajo una única
variable, el éxito o el fracaso individual, se requiere generar buenos
ciudadanos. Por lo tanto, buenos estudiantes, que defiendan los valores
democráticos y capitalistas, sin importar si ello supone masacrar
poblaciones en otras partes del planeta con aviones de guerra, aviones no
tripulados, radares, sistemas de vigilancia y demás tecnología
armamentística.
Entonces,
la pregunta que cabe hacer no es qué tiene que decir la universidad , como
estructura vertical que es, ante su colaboración con parte de la despensa
militar de las guerras, “humanitarias” o no, que hoy en día se libran en
tantos lugares, permitiendo que Indra adquiera valor adquisitivo. La
pregunta qué cabe hacer es qué posicionamiento tenemos las personas que estudiamos,
las que hemos estudiado, las que vamos a estudiar, así como también las que no
han podido o las que no han querido estudiar en el mundo universitario, al
respecto de formar parte, directa o indirectamente, en la colaboración con
empresas que contribuyen y existen gracias a la guerra global actual. Guerra,
cuyas expresiones más violentas hoy pueden tocar en cualquier sitio.
Prueba de
ello son los conflictos cercanos que suceden día tras día en la frontera sur,
cuyas vallas con las que se rajan cotidianamente cientos de africanos, son sólo
una parte de las persecuciones, las palizas y los encierros que las
personas que cruzan el estrecho padecen actualmente. Indra es una de las empresas
que contribuye, junto con la financiación de la unión europea en su programa de
cooperación transfronteriza (CT), al control de las fronteras mediante el
sistema “sea horsenetwork”. No
es de extrañar que el día de mañana la universidad de Cantabria celebre un acto
multicultural del encuentro entre etnias y la lucha contra el racismo. Es
tan posible como diseñar aviones no tripulados para detener gente en la
frontera europea. En la sociedad que vivimos, en la universidad que forma
a una parte de sus individuos, todo es compatible.
Por todo esto, es importante recuperar el
sentido de las palabras, debatir sobre lo que entendemos por estas, y
cuestionar el sentido que desde arriba se nos impone al respecto. Amar la paz es algo más que mirar a
otro lado, es hacerle la guerra a Indra y a su mundo militarizado."
No hay comentarios:
Publicar un comentario